El origen de estos rótulos históricos está en las primeras ordenanzas municipales encaminadas a establecer una rotulación de las calles en 1837. La rotulación no se hace efectiva hasta 1866 cuando se comienzan a colocar en las paredes de los edificios las placas con letras negras sobre fondo blanco con una dimensión de alrededor de 40 x 30 centímetros. También se procedió a la numeración de las viviendas, muchas de las cuales aun conservan los rótulos originales. Estas placas lucieron en el barrio santiagués hasta 1964 cuando, bajo la coordinación del arquitecto Francisco Pons Sorolla, se sustituyeron por unas nuevas placas graníticas con los nombres tallados a bisel, reproduciendo un abecedario de tipo romano pintado en roja sangre. Este diseño es el que sigue vigente en la actualidad (extracto extraído de http://www.santiagoturismo.com/axenda-cultural/memoria-de-compostela).
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